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Discos y tambores!

¡No! No es el titulo de una película antigua, ni un grupo de rock, son los protagonistas de nuestra charla.

Estas piezas montadas sobre  nuestras llantas son las que asociadas a otros elementos nos permiten detener las motos que conducimos. Sin ellos los guantazos serían  de no te menees, no existirían las famosas apuradas de frenada, sí, esas en las cuales se nos sale el corazón por la boca viendo cómo nos echamos encima del bordillo, el taxi, el autobús o de aquél peatón que, para qué va a mirar, si tienes frenos ¿no?

Tambores lejanos, y digo lejanos porque cada vez se ven menos tambores montados en motos, es casi imposible ver una moto con tambor en la rueda delantera,  y en la trasera generalmente sólo en motos de pequeña cilindrada y baratas.

El tambor de freno se compone de dos partes, el tambor propiamente dicho, que es parte integrante de la llanta, tanto en la de radios como en la de aleación y el plato porta zapatas (lo que se gasta y hay que cambiar).

El funcionamiento es bien sencillo, sobre un hueco redondo en el centro de la llanta (el tambor) se aplica una fuerza por medio de un cable (también los hay hidráulicos) que expande las zapatas sobre las paredes del tambor, haciendo que éste vaya parándose progresivamente, es decir, frenando su velocidad de giro, ya que el tambor gira, que para eso es parte integrante de la rueda, y el plato porta zapatas está fijo.

La fuerza que aplicamos sobre nuestra maneta de freno o sobre el pedal se transmite al plato y a las zapatas (que  no  giran) y detienen el tambor y por ende la rueda y, claro la moto. Esto genera el desgaste de las zapatas, que son de un material especial y sobre todo mucho calor. Éste es el tendón de Aquiles de los frenos de tambor, con el calor excesivo, las zapatas pierden su efecto frenante sobre la pista del tambor, apareciendo el tan  temido “fading” (vamos que no frena), ante lo cual solo nos queda rezar para que se enfrien y vuelvan a tener mordiente o como dicen los entendidos, gripe.

La ventaja del tambor sobre el disco es su mayor superficie de elemento frenante, no hay más que ver el tamaño de las pastillas de freno para un disco (aunque sean cuatro) y el tamaño de las zapatas (siempre dos), sí ya sé que hay tambores con cuatro zapatas pero eso son los tambores dobles. La gran desventaja del tambor es y será siempre, la refrigeración, se refrigeran incluso con agua en los camiones de carreras, pero aquí quien gana la partida es el disco de freno. Va al aire y refrigera todo, aunque también se calienta.

Para eso los hay perforados (al principio, cuando salieron eras lisos), lobulados, acanalados el canto, etc.…

El que un disco se perfore o se mutile (lobulados) se hace para refrigerar el disco, al quitarle peso (peso que no gira, menos tardaremos en parar) y arañar la superficie de la pastilla evitamos que se cristalice por diferencia de temperatura (caliente-frío con rapidez) y ayuda a expulsar el agua que se introduce entre el disco y la pastilla.

Los discos de freno los hay de diferentes materiales: discos de hierro que frenan muy bien pero que cuando llueve se oxidan rápidamente; de acero inoxidable que frenan bien; al acero carbono frenan muy bien, y los de carbono que se usan casi exclusivamente para carreras.

También los hay fijos y flotantes, depende de quien se auto alinee si el disco o la pinza de freno.

Los cuidados de los discos de freno no son muchos, pero sí exactos: No se les puede dar golpes pues se doblan, se deben limpiar con esmero, con jabón al lavar la moto y  algún limpia frenos, si observamos que frena menos y lo demás está bien, si tiene grietas, surcos pronunciados o notamos pulsaciones al frenar, deberemos cambiarlos lo antes posible junto con las pastillas

¡¡¡Ah!!! Recordar que tanto un disco como las pastillas necesitan un periodo de acoplamiento (rodaje) que será de 100 km  a 200 km aproximadamente y según el vehículo.

Bueno, ya vamos subiendo desde el suelo, así que la siguiente charla será sobre pinzas de freno, latiguillos, bomba de freno, maneta y liquido de frenos

Saludos  y ráfagas




PINGÜINOS y ELEFANTES

Las temperaturas bajan por la noche hasta algunos grados bajo cero, por el día no superan los 4 ó 5 grados positivos, el aire es frío, al respirar se te enfrían las aletas de la nariz; te apetece un caldito caliente o un café con leche humeante. No solo por la mañana, sino al medio día cuando sales del trabajo, tienes que tirar del aire o del starter (según el sistema) para arrancar tu moto, eso quiere decir dos cosas, la primero que hace frío (es invierno en el hemisferio norte) y la segunda que POR FIN se acerca la fecha de las dos mejores concentraciones actuales de moto PINGÜINOS y ELEFANTES.


Vamos a contar la historia de las concentraciones de moto, de la cual yo he sido participe durante algunos años, y no solo como asiduo a ellas, sino como organizador de algunas.



Las concentraciones de motos, se realizaron como motivo para hacer kilómetros y ver a los amigos que esa semana organizaban la concentración. De esa manera viajabas y veías a los amigos. Una vez al año el que la organizaba era tu MOTO-CLUB, con lo cual tu no viajabas pero recibías a los compañeros de otras concentraciones.



Ese era el juego, así estabas toda la semana preparando el viaje de la concentración a la que ibas a ir y un mes antes preparando la de tu moto club. Por supuesto que en invierno casi no había concentraciones. Tenia fama una que se celebraba en el sur de Alemania y que, parece ser, la empezaron los conductores de las motos con sidecar de la II Guerra Mundial, a esos vehículos les llamaban “Elefantes”. ¿Os suena?  Por supuesto a la antigua camaradería militar se unía la de los motoristas en una climatología adversa y ese afan que tiene todo el que monta una moto a reunirse con otros usuarios de moto; cuando paras en una gasolinera, te juntarás con otros motoristas y acabarás hablando de motos ¿O no?. Es es innato a todo el que monta en moto. Te imaginas parar en un semáforo al lado de otra moto y después de las miradas de rigor, preguntarle por el ultimo gol del delantero famosillo de turno?  No, le preguntarás por el casco, los guantes, neumáticos o el último lance del mundial. Está claro, somos Homo Sapiens motoriensis (HSM)



La fama de Elefantes se fue acrecentando y a finales de los años70, algunos españoles se atrevieron a asistir a una concentración que era dura, muy dura; el frio, las distancias y los idiomas eran una dura prueba para los que se atrevían y podían, el costo tampoco era moco de pavo.



Antes estos problemas decidimos un grupo del centro de la península, hacer una invernal, llamándola así, la respuesta fue maravillosa, vinieron de todos los puntos de la piel de toro, y la climatología acompaño, 14º bajo cero en el termómetro de mi Sanglas, no estaba mal para una noche castellana pegada a la Sierra de Segovia.



El testigo de aquella invernal lo cogieron otros moto clubs y al año siguiente, más o menos, nacería Pingüinos, la segunda concentración en invierno más importante de Europa, después de Elefantes (Elefantes es Elefantes).



En las invernales hay dos protagonistas, el frío y el frío, lo demás es alrededor de estos dos. El viaje, la acampada, el café, el carajillo, el ponerse el casco, los guantes, etc…., se hace con una liturgia única, se disfruta (o se sufre) cualquier cosa de la concentración, este es el imán que nos llama a todos a asistir a ellas.



Los preparativos de equipo personal y de la moto, el quedar con los posibles compañeros de viaje (algunos se rajarán), concretar fechas, sitios de quedar y recorrido, te tienen ocupado tardes enteras, con la satisfacción de ver todo hecho poco a poco, pero hay un imponderable ¡EL TIEMPO!, Qué hará ¿lloverá?, ¿helará?, lo peor es que llueva, porque eso nos indicará que no hará frío, pero será muy incomodo no solo circular, sino poner la tienda, comer al aire libre, etc.…



Para mi, y es una opinión, lo ideal es temperatura baja con algo (y digo algo) de nieve en el campo, carreteras secas y caminos duros (helados). Vamos el típico tiempo de anticiclón.



Y nuestra amiga, ¿Qué dice? Pues que va a decir, que la preparéis bien. Revisar la batería, neumáticos, frenos, luces y sobre todo el arranque, empujar sin haber desayunado es muy duro.



Y la otra amiga, si va con vosotros de paquete PONERLA UN MONUMENTO, se lo merece. Imaginaros vosotros mismos, sentados de paquete durante como mínimo 3 horas con frío, sin trazar, sin acelerar, sin frenar, solo  mirando por encima del hombro del piloto, vamos que yo las ponía un monumento.



Bueno, creo que para los que no hayan ido a una invernal, lo tendréis claro, se trata de montar en  moto para concentrarse en un sitio y pasar frío. Esto es una afición en la cual todos somos protagonistas y espectadores y esa es su gracia, así que, lo dicho, ir abrigados y disfrutar de todo, de los olores y los sabores (ese bocata de panceta, es la gloria), los sonidos, si los sonidos, imaginar el placer que da oír como gira tu arranque y enciende el motor, ese ralentí semiacelerado y el humo de la condensación saliendo por el escape mientras se calienta el motor, vamos música celestial. Y de la vista ¿Qué? , esas motos, esas motos, esas motos, todo motos y algún mono de cuero muy bien relleno, un monumento, así es que a disfrutar.







Saludos  y ráfagas

NOTA: IRE con mi vieja moto que acaba de cumplir 22 años.